sábado, abril 28, 2007

Infierno sin fin

El infierno Abichi, también conocido con el nombre de infierno sin fin. Tiempo ininterrumpido, espacio ilimitado, sufrimiento infinito para las almas perdidas. Tiempo ininterrumpido. Tiempo...

[...]

El infierno sin fin está formado por 3 componentes: tiempo ininterrumpido, espacio ilimitado y sufrimiento infinito. Los que cometen los 5 pecados capitales van a este infierno eternamente, condenados a un sufrimiento constante y máximo.


Infernal Affairs 2

lunes, abril 23, 2007

Historia de Tralfamadore

Hubo una época en que en Tralfamadore había criaturas que no eran como máquinas. No eran dependientes. No eran eficaces. No eran dignas de confianza. No eran duraderas. Y esas pobres criaturas estaban obsesionadas por la idea de que todo lo que existía debía tener una finalidad y que algunas finalidades eran más elevadas que otras.

Esas criaturas se pasaban la mayor parte del tiempo tratando de descubrir cuál era su finalidad. Y cada vez que encontraban lo que parecía ser una finalidad de ellos, parecía tan baja que las criaturas se llenaban de asco y vergüenza.

Y antes de servir a una finalidad tan baja, las criaturas hacían una máquina que la sirviera. Así, las criaturas quedaban libres de ponerse al servicio de finalidades más elevadas. Pero cada vez que encontraban una finalidad elevada, resultaba que no era lo bastante.

Entonces se hacían máquinas para ponerlas al servicio de finalidades aún más elevadas.

Y las máquinas lo hacían todo con tanta pericia que, finalmente, se les confió la tarea de descubrir cuál era la finalidad más elevada de las criaturas.

Las máquinas informaron, con toda honestidad, que no lo sabían realmente.

A continuación, las criaturas empezaron a asesinarse entre sí, porque detestaban, por encima de todo, las cosas sin finalidad.

Y descubrieron que ni siquiera servían para asesinar. De modo que confiaron ese trabajo a las máquinas también. Y las máquinas terminaron el trabajo en menos tiempo del que se tarda en decir "Tralfamadore".


[...]

... el objeto de una vida humana, quienquiera que sea quien la controle, es amar al que está cerca para ser amado.


Las sirenas de Titán, Kurt Vonnegut

lunes, abril 09, 2007

La mirada oscura

¡Qué extraño!
Estoy solo. Solo en la oscuridad de la noche. Solo en la profundidad del tiempo y de la hora. Solo en el silencio, sin más ruido que el pulsar de mis dedos en el teclado y con los cascos puestos que no reproducen nada, ninguna música, ningún recuerdo.
Quería escribir.
Tenía que escribir.
Debía escribir.
A estas horas, en este sitio, sin las luces alumbrando, con el entorno perdido y difuminado, con la esencia de los olores ya olvidados, con el frío en mi cuerpo, con el sueño siendo yo mismo…
Aquí y ahora o allí y en cualquier otro tiempo, produciendo escalofrío.
La mirada oscura. Ese gato que siempre parece pardo. Ese personaje que transmite recelo. Esa mirada que de día obvias y de noche te atormenta.
Hay miradas que preocupan. Sientes su aliento en tu nuca, su presión en tu frente, su silencio en tus oídos.
Y por la noche la recuerdas. Miradas furibundas, irascibles o coléricas. Miradas desasosegadas, intranquilas… miradas quemadas.
No, se que no las temes, pero te atrapan y las recuerdas, una y otra vez, una y otra vez, una y …
Yo ahora pienso en una, tal vez me meta en donde no debo. Tal vez tu no lo pienses así o lo creas a pies juntillas… Tal vez no pueda decirlo…
Solo se que esa mirada no me gusta y que ese personaje tiene poder.
De no ser así, él no tendría esa mirada y yo, yo no la tendría ni en el olvido.

domingo, abril 08, 2007

Inspiración

Mucho he ganado en poco tiempo: felicidad, compañía, cariño, amistad, amor, ...
Sin embargo el destino es justo (aunque yo no lo vea así) y busca el equilibrio. No entrega un don sin otorgar una pérdida.

La soledad se aprende a disfrutar pero tiene sus riesgos. Puede engullirte y acabar contigo. Mi ángel llegó en el momento justo y redujo sus dominios a una parcelita sin vistas en el fondo de mi alma. No desapareció totalmente. Está ahí, latente, para que me sirva de recordatorio de lo que es capaz de hacer si le doy pie. La soledad también tiene sus ventajas. Es una fuente de inspiración enorme. La soledad da alas a la imaginación y crea ideas, pensamientos, reflexiones, que se unen, crecen, se reproducen y mueren, en su propio ciclo vital. Pero su muerte no es su fin. Nuevas ideas resurgen de esas cenizas y reconstruyen su existencia. Mientras duró mi soledad la imaginación trabajó y llenó mi mente de pensamientos que me devoraban. Pescaba las pocas ideas coherentes que nadaban en mi grisáceo mar y las transformaba en palabras.

Cuando mi soledad fue recluida, con ella desaparecieron la inspiración y el tiempo para moldearla. Intento huir de los tiempos muertos que puedan provocar una nueva entrada en la oscura espiral descendente. Eso significa alejarme de mi imaginación, de mi inspiración. Ahora me cuesta mucho más concentrarme, ahondar en mis pensamientos. Cualquier reflexión me lleva más tiempo, me resulta más dura. He perdido la poca facilidad de palabra que tenía. Sea cual sea el pensamiento que persigo para darle forma, huye y desaparece confundido en una marejada de ideas truncadas, inservibles. Incluso esto que escribo se resiste. Me cuesta encadenar palabras, ideas, sentimientos. Lo intento. Fracaso. Me desanimo. Lo intento, fracaso. Me desanimo. ¿Lo intento? Me falta voluntad para seguir. Me duele. Sólo hay una idea completa en mi mente: dejar todo a medias. Intento ignorarla.

Y aunque ahora soy más feliz, me siento más completo e incompleto a la vez. Tengo más de lo que hubiera soñado pero no puedo evitar añorar lo que ya no tengo. Tal vez vuelva, tal vez.

viernes, abril 06, 2007

El discreto encanto de la publicidad

Ley de Lem
Nadie lee nada; si lee, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida.


[...] La publicidad es ahora objeto de culto como una Nueva Utopía. Esas horribles o aburridas cosas que se ven por televisión las miramos porque (lo demostraron las encuestas) las pausas publicitarias son un alivio maravilloso después del espectáculo de los políticos charlatanes, los cadáveres ensangrentados arrojados por distintas razones en distintas partes del mundo y las películas de época, que nunca se saben de qué van porque son interminables teleseries (nos olvidamos no sólo de lo leído, sino también de lo visto).

La Arcadia existe ya sólo en los anuncios. Allí habitan mujeres hermosas, hombres fantásticos, niños felices y ancianos de mirada serena, generalmente con gafas. Para el entusiasmo continuo les basta con un flan en un envoltorio nuevo, una limonada de agua pura, un spray contra el sudor de pies, papel higiénico impregnado con olor a violeta o un armario, aunque tampoco haya nada extraordinario en él, aparte del precio. La expresión de felicidad en los ojos, en toda la cara, con la que una refinada belleza contempla ese rollo de papel higiénico o abre ese armario como si fuera la puerta de Sésamo, se contagia por un instante a todo el mundo.

En esa empatía quizá haya también envidia, quizá hasta un poco de irritación, porque cada uno de nosotros sabe que no sería capaz de alcanzar ese estado de éxtasis bebiendo esa limonada o usando ese papel, que no podemos entrar en la Arcadia, pero esa atmósfera luminosa tiene su efecto.

[...] No es mejor estratega el que sabe que hay que sorprender al adversario para vencerlo, sino el que sabe cómo hacerlo.


Provocación (One Human Minute), Stanislaw Lem